martes, 12 de noviembre de 2013

viajes con heródoto



Premio Príncipe de Asturias en el 2003, historiador, periodista, autor prolífico, magnífico, y yo no conocía a Ryszard Kapuściński. imperdonable. no sé cómo pudo suceder, sobre todo, teniendo en cuenta que lleva años en la biblioteca de mi padre. pero, al cabo, me llamó. un día, después de comer, saqué de su refugio Viajes con Heródoto, lo hojeé, lo ojeé y leí tres páginas que me absorbieron como pocas cosas últimamente. y decidí traérmelo a casa. no me arrepiento en absoluto. y, ahora, os lo recomiendo a vosotros porque es un libro maravilloso, en el que el autor reflexiona sobre la identidad, la propia cultura, el idioma, la cultura del Otro, y el hecho de que «los mundos son muchos y cada uno es único. E importante. Y que hay que conocerlos porque sus respectivas culturas no son sino espejos en los que vemos reflejada la nuestra».

sirvan estas citas como demostración:
Mi lucha por la India fue, en su primer asalto, una batalla con la lengua. Comprendí que cada mundo entrañaba un misterio y que el acceso al mismo solo lo podía facilitar la lengua. Sin conocerla, ese mundo permanecería para nosotros insondable e incompresible, por más años que pasásemos en su interior. Más aún: descubrí una relación entre tener nombre y existir, pues cada vez que volvía al hotel me daba cuenta de que en la ciudad había visto tan solo aquello que sabia nombrar, por ejemplo recordaba una acacia pero no el árbol que crecía junto a ella, porque desconocía su nombre. En una palabra, comprendí que cuanto más vocabulario atesorase, más pronto -y más rico en su inabarcable diversidad- se abriría ante mí el mundo.
[en China] Si alguien lleva una bolsa, esta es idéntica a todas las demás. Las gorras, otro tanto. Si hay una gran reunión y la gente debe dejar mil gorras y bolsas iguales en el guardarropa, no sé cómo distinguen la suya al salir. Sin embargo, ellos sí lo saben, cosa que demuestra que las verdaderas diferencias pueden estar en los detalles más nimios, como por ejemplo un botón cosido de una manera especial, nada de cosas llamativas, a gran escala.
Gracias a esos otros mundos nos comprendemos mejor a nosotros mismos, puesto que no podemos definir nuestra identidad hasta que no la confrontemos con otras.
Por eso, después de hacer este descubrimiento -otras culturas como espejo en que mirarnos para comprendernos mejor a nosotros mismos-, cada mañana a la salida del sol, incansablemente, Heródoto reanuda su viaje.
Temía caer en la trampa del provincianismo, noción que solemos asociar con el espacio: provinciano es aquel cuyo pensamiento está centrado en un limitado espacio al que el individuo en cuestión atribuye una importancia desmesurada, universal.
pues eso: que tenéis que leerlo. yo voy a ver si busco otros títulos de este señor para continuar mi idilio con sus viajes y su forma de pensar.

(imagen).

5 comentarios:

Oltra Bitácora dijo...

Si lo recomiendas tu no puedo resistirme!!

Tracy dijo...

Me parece muy interesante, intentaré buscarlo porque últimamente de lo que busco no encuentro nada.

Cristina dijo...

Para idilio ,el mio con tus post ¿por qué coño no te leo mas?

Xia dijo...

Uno de mis libros favoritos y que te recomiendo sin lugar a dudas es "El imperio". Kapuscinski es uno de mis autores favoritos, desde que me lo regalaron en un cumpleaños no he podido dejar de leerlo.

Isthar dijo...

Habrá que leerlo...
Tomo nota.
Besos

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