martes, 30 de agosto de 2022

burbujas

 
hora de beber champán y bailar sobre la mesa.
 
este es de los hedonismos que nunca me dejan en buen lugar, así que seré breve: no entiendo la kombucha. ¿un vegetal que fermenta y no tiene alcohol? no es de fiar. punto. 

en fin, Honoré de Balzac decía que los grandes amores siempre empiezan con champán, las socialites dicen que el mejor regalo para los anfitriones es champán y los organizadores de eventos que conozco de mi vida secreta siempre calculan una botella de champán por cada cuatro invitados para que una fiesta salga bien. hala, ahí tenéis tres hechos sobre espumosos que tienen sitio en un cerebro que no recuerda ni el número de teléfono de su propietaria. digamos que sabe conservar la información importante. 

¿algo más que explicar sobre este hedonismo? yo creo que ha quedado bastante claro. 
os invito a acompañarme con una copita.
eso sí, si la vais a tomar ahora, mejor que sea una mimosa. ¡chinchín!
 
(foto: fotograma de un vídeo de celebración de año nuevo de la revista W). 

martes, 23 de agosto de 2022

vacaciones

 
el mes de las vacaciones.
 
si yo pudiese elegir, no sería agosto el mes que elegiría para las vacaciones veraniegas, pero es lo que tengo: el mes paradigmático, el clásico de las vacaciones pagadas, el de siempre (al menos, desde los años sesenta), el de mi amado ferragosto (al que este año homenajeo una semana tarde). en fin, las vacaciones...
 
esto no es un hedonismo, me diréis, sino un derecho (20 días de descanso total al año según la legislación española). pero esto no está tan claro en los últimos tiempos y, además, no todo el mundo parece saber cómo hacerlo (mírenme a mí, conectada a una pantalla a pesar de los pesares). no hacemos más que hablar de la desconexión, de no dejarnos influir por la imagen de los demás, pero ¿quién se libra en este mundo nuestro de ello? no seré yo quien tire la primera piedra.

pero vamos al hedonismo, que es lo que a mí se me da bien. a pesar de los pesares y de que lo que más me gusta en el mundo comer, dormir y tumbarme a leer un libro, intento reservar siempre tres o cuatro días de vacaciones haciendo un viaje a algún sitio donde descubrir nuevas cosas y, si es posible, viajar al pasado. me gusta, por supuesto, que haya agua, aunque no es imprescindible. adoro que se coma bien, pero soy una gran especialista en comer lo que me ponen por la calle, así que tampoco hay mucho problema. ayuda que hable el idioma, pero tampoco imprescindible. imprescindible, eso sí: alojamiento en un lugar en que no tenga ni que hacer la cama. y, bueno, ir sola no me molesta: a veces, puede ser hasta un plus.

creo que esa es la parte que más sorprende a la gente y que en mi familia se considera un hedonismo: irme de vacaciones sola, a un lugar donde no conozco a nadie. desconectar de verdad de las obligaciones, incluida la familia, contar con nadie para comer o ir a la playa, tirarme todo el día encerrada en casa en un lugar paradisiaco porque me place, pero hacerlo en un lugar en la otra punta de la Península, del continente o del mundo. el gran placer. el gran hedonismo.

¿podéis entenderme? seguro que sí. 
y ahora, sí, desconecto. ¡que disfrutéis!
 
(foto: Les grandes vacances, R. Doisneau).

martes, 16 de agosto de 2022

taxis

 

el taxismoTM.
 
sé que no soy nada original y que casi todo lo que os cuento os lo he contado antes, pero es que lo que tienen mis hedonismos es que llevan años formándose. el de hoy lo mencionaba ya aquí, donde os decía que los taxis son uno de esos detalles que sin costr tanto nos hacen sentir ricos. lo contaba ya hace 11 años y sigo pensándolo.
 
alguien relacionado con mi familia comentó una vez que, cuando le criticaron los muchos taxis que tomaba al cabo del año, se dedicó a hacer una comparativa de lo que a su novio le costaba tener un coche y el dinero que ella había gastado en taxis en ese tiempo. sí, claro. salía ahorrando ella. diría que sale ganando uno con taxis incluso en las ciudades donde son más caros, pero eso no lo tenemos comprobado. 

me diréis que, claro, con un coche también sueles viajar más lejos, pero he de decir que, en ese caso, ella también contaba los gastos del no tan maravilloso transporte ferroviario de este país que, como yo, solía utilizar. y, por supuesto, no se le escapaban las ventajas medioambientales de compartir un coche con un montón de gente, en vez de desplazarte a todos sitios en uno particular. y, además, lo más probable que resulta que hagas desplazamientos cortos andando cuando no tienes vehículo propio, que parece que a algunos les pagan la gasolina viendo como van motorizados hasta comprar el pan.
 
pero esto no es un alegato ecologista, conste, sino una declaración de hedonismo. y, en ese sentido, yo hasta tengo taxista de cabecera. o, como dicen algunos amigos, chófer en la práctica. cuando necesito sus servicios, le aviso como haría con un chófer y, a cambio, tenemos acordados precios para ciertos trayectos. me siento segura porque lo conozco desde hace tiempo, tengo conversaciones más significativas (sin olvidar las que soy capaz de provocar con desconocidos :o)) y sé que, si se retrasa o si no puede, no me dejará plantada y me ofrecerá una solución. ¿lo recomiendo? solo si queréis tener la sensación de ser ricos.
 
en fin, hecho mi alegato a favor del taxi, ¿estáis de acuerdo conmigo en que es un lujo al alcance del bolsillo? me encantaría saber que no soy la única.
 
(foto).

martes, 9 de agosto de 2022

helados

 

¿hay algo mejor que un helado en verano? discutiblemente, uno en invierno, pero aparte de eso… 
 
acabo de llegar de Italia y, claro, si un helado en cualquier sitio es bienvenido, ni os cuento lo que es hacer una ruta heladera en una ciudad italiana. podría decir que me gustan todos los helados, aunque mentiría un poco. me gustan los de crema y los sorbetes, pero no los de hielo. prefiero los sabores clásicos y sin mezclas, pero me muero por la amarena. si me preguntaseis cuál es mi sabor favorito, os diría que la avellana, pero seguramente eso fue antes de ir a Turín. aún os diría que la avellana, no os creáis, pero es que he descubierto un mundo nuevo. 

en cuanto a cómo tomarlo, prefiero hacerlo a lametones, pero si hace mucho calor, mejor una tarrina para que me dé tiempo a disfrutar. tengo mis heladerías preferidas, por supuesto, y no siempre son artesanales, ¿qué le voy a hacer? pero es que un helado con chocolate negro caliente en una Häagen Dazs de Bruselas es difícil de superar. cerraron mi heladería favorita de Murcia y la echo mucho de menos cuando voy, pero consuela un clásico en el que probar cosas curiosas y tomar un buen helado de plátano. en Madrid aún no he encontrado la que me sulivella, pero eso no impide que siga probando. mi nueva heladería favorita solo tiene un sabor y no es ni siquiera uno que estuviese entre mis preferidos, pero es el mejor helado que he probado jamás. aunque otra imprescindible es la más antigua de Europa, que ha conseguido que me vuelva a gustar el helado de fresa.
 
¿helados en casa? siempre. por lo general, bombones. adoro los de Magnum, pero también los sándwiches de nata de Mercadona. así de contradictoria puedo ser. ¿un truco? comprarlos mini para poder comer dos. porque, desde que trabajé un verano en una heladería donde podía comer gratis todo el helado que quisiera, mi regla de oro es no comer más de uno al día. si comprarlos mini para comer más no es un hedonismo... yo ya no sé.
 
¿qué más puedo decir de los helados? no mucho más. si vais a Turín, los imprescindibles son Biraghi,  Mara dei Boschi, Marchetti, Pepino y La Romana (que también podéis encontrar en Madrid, Valencia y Barcelona). en otras ciudades, tendría que pensar (aunque se viene a la mente enseguida Llinares, de Valencia). 
 
y, en cuanto a vosotros, ¿cuál es vuestra preferida? ¿y qué sabor me recomendáis?

(foto).

martes, 2 de agosto de 2022

spas

 
nada como que te toque un profesional.

no a todo el mundo le gusta que le den masajes, claro. o que le dé un masaje cualquiera. es curioso, sin embargo, porque una de las cosas que se estudian para los autistas, y hasta para los animales, es cómo calmarlos con máquinas que imiten el tacto y la presión del contacto de sus iguales. ya veis. en fin, no a todo el mundo le gusta que le den masajes, pero yo no soy todo el mundo. a mí me encanta. 

sobre mi relación con el agua ya os he hablado. así que poco más queda que decir sobre meterme en un montón de piscinas de distintas temperaturas, flotar en ellas, nadar si se puede, dejarme envolver por la cálida caricia de las burbujas de un jacuzzi y sentir que el mundo se puede ir al viento porque yo me iré protegida por el líquido amniótico de la madre tierra. ya, ya... parece que me he bebido el agua en vez de bañarme, pero es que adoro la sensación. 

si, además, me lo juntas todo (como en los ritos de temporada del Hammam Al Ándalus), me has ganado para la eternidad. aunque también es maravilloso bañarse al aire libre en aguas termales a la luz de las estrellas (y de la contaminación lumínica, ofcors) en Archena, lucir cuerpo Danone en el Géllert de Budapest o que te bañen en un hammam auténtico en Estambul. ¿que si me dedico a explorar los balnearios del mundo? no esperaríais menos de una hedonista, ¿verdad?

en fin, queridos, que os invito a que os deis el capricho y disfrutéis aunque sea del más modesto spa urbano que podáis encontrar. y, si no, pues un baño con velas y espuma en casa, que para eso sirve hasta un balde. y ¡feliz agosto!

(foto).

lunes, 1 de agosto de 2022

agosto


así pinta agosto de 2022:

en la mesilla, garbo.

en la nuca, vuelta a la dulce vainilla.

sobre los hombros, nada.

bajo la falda, un bañador.  

en los labios, brillo.

en casa, oscuridad y vacío.

para dormir, las ventanas abiertas.

en el bolso, gianduiotti (pocos, para que ni se derritan ni se acumulen en las caderas). 

en la mente, dormir.

en la calle, Torino.

en la mochila, ¡agua!.

en todas partes, más calor.

(foto).

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