jueves, 30 de marzo de 2023

la desesperación tradicional del traductor

Y bien sabía Moratín de lo que hablaba porque, además de ser uno de los principales dramaturgos, intelectuales y eruditos de la Ilustración española, fue uno de los traductores más importantes, modernos y de más calidad de su tiempo.
¿Cómo se planteaba Moratín su trabajo de traductor? Pues como todos… Preocupándose por ser respetuoso, en términos generales, con el original que tomaba como base para su labor e intentando proporcionar, al lector interesado, una versión del texto lo más ajustada posible a la que fue escrita por el autor.
Aunque bien es cierto que, en ocasiones, se alejó un tanto del original para ofrecer adaptaciones libres de obras que no dejaban nada que desear en cuanto a calidad dramática. Célebres fueron, entre otras, sus traducciones del Hamlet de Shakespeare y de La escuela de los maridos y El médico a palos de Molière.

Gracias a Pepa Linares por esta cita que tanto me ha acompañado desde el día en que me la mencionó.

p.s. de mi antiguo blog "aquí se traduce". 

sábado, 25 de marzo de 2023

digest de las últimas dos semanas

hay veces que puedo contar que he ido a Trieste,
y otras las experiencias son más de andar por casa.
viajé a Murcia y me sentí una señora porque me dieron la cena en el tren. 


tuve que tomar el vino en vaso de plástico, pero, oye, 
en Murcia la temperatura era ya casi veraniega y había conciertos por todas partes...


pero yo, además, fui a Huerta Visión, a ver a grandes artistas, como La Yelo 👇


volví a Madrid y estuve en la presentación de Un papel en el mundo, de Carlos Fortea. aún no he leído el libro {sobre el papel de los escritores en el mundo}, pero tengo muchas ganas.  


pasé una noche en el hammam Al Ándalus, celebrando el final del invierno con el espíritu del Orlando de Virginia Woolf como guía. fue gracioso cuando me preguntaron si conocía la novela :)


disfruté de un reencuentro de amigas y un desayuno riquísimo en un lugar inesperado.



visité la exposición de Lartigue en la Fundación Canal de Isabel II y me enamoré de esta foto entre otras:


vi tres de mis criaturas así de juntas en la casa de una lectora y me dio calorcito en el corazón. 


y me emocioné con este documental maravilloso.


la semana que viene, más. ¿alguna idea de cosas que no debería perderme?

lunes, 20 de marzo de 2023

el arte del parche






aunque no soy especialmente fan de Totoro, me encanta el concepto «bicho para dormir» y la imagen que tiene. el otro día estaba buscando parches para un chaquetón con un siete y encontré estos en etsy. a un precio estupendo, de buena calidad y quedan divinos puestos. por si alguien está pensando en el reciclar, recuperar, reparar y necesita un bonito parche para alguna prenda. 
de nada. 

jueves, 16 de marzo de 2023

inspiración de una gran mente

La necesidad de emplear otra palabra en lugar de la más evidente, de la más simple, de la más neutra (estar – hundirse; ir – caminar; pasar – hurgar) podría llamarse reflejo de sinonimización – reflejo de casi todos los traductores. Tener una gran reserva de sinónimos forma parte del virtuosismo del «gran estilo»; si en el mismo párrafo del texto original aparece dos veces la palabra «tristeza», el traductor, ofuscado por la repetición (considerada un atentado contra la elegancia estilística obligada), sentirá la tentación, la segunda vez, de traducirla por «melancolía». Hay más: esta necesidad de sinonimizar se ha incrustado tan hondamente en el alma del traductor que elegirá enseguida un sinónimo; traducirá «melancolía» si en el texto original hay «tristeza», traducirá «tristeza» allí donde hay «melancolía».
Admitamos sin ironía alguna: la situación del traductor es extremadamente delicada: debe ser fiel al autor y al mismo tiempo seguir siendo él mismo; ¿cómo hacerlo? Quiere (consciente o inconscientemente) conferir al texto su propia creatividad; como para darse valor, elige una palabra que aparentemente no traiciona al autor pero que, no obstante, es de su propia cosecha. Lo compruebo en este momento en que repaso la traducción de un pequeño texto mío: escribo «autor», el traductor traduce «escritor»; cuando digo «verso», él traduce «poesía»; cuando digo «poesía», él traduce «poemas». Kafka dice «ir», los traductores «caminar». Kafka dice «elemento alguno», los traductores: «nada de los elementos», «nada en común», «ni un solo elemento». Kafka dice «tener el sentimiento de extraviarse», dos traductores dicen: «tener la impresión», mientras el tercero (Lortholary) traduce (con razón) palabra por palabra, probando así que la sustitución de «sentimiento» por «impresión» no es en absoluto necesaria. Esta práctica sinonimizadora parece inocente, pero su carácter sistemático embota inevitablemente el pensamiento original. Y además, ¿por qué?, diablos. ¿Por qué no decir «ir» si el autor dice «gehen»? ¡Oh, señores traductores, no nos sodonimicéis!

Milan Kundera, Los testamentos traicionados 
(trad. de Beatriz de Moura, 1994, Tusquets Editores, pp. 116-117).


p.s. de mi antiguo blog "aquí se traduce". 

viernes, 10 de marzo de 2023

digest de las últimas dos semanas

la gran experiencia de los últimos días ha sido, por supuesto, 
el viaje a Trieste

 y Venecia.


donde el gran hit fue el turismo gastronómico, con protagonismo total del aperitivo. 

 

aunque el desayuno de cruasanes rellenos de pistacho de esta pastelería tampoco estuvo mal. 


pero no solo comí, ¿eh? visité un museo de arte oriental pequeñito y fantástico, donde tuve el privilegio de ver que este cuadro existe de verdad. 


y vi una exposición de libros de botánica del siglo xix en el palacio de Miramare


disfruté del mar con sol {aunque también con una «bora» de arrancarme del suelo}.


estuve en el lugar donde una x marca el lugar


y me divertí mucho con esta cortita comedia romántica japonesa


la semana que viene, más. ¿alguna idea de cosas que no debería perderme?

miércoles, 1 de marzo de 2023

la primera lección profesional


Si esperas una gran revelación, voy a tener que defraudarte. El primer consejo que me dieron cuando entré en el mundo profesional fue simple como la limonada: elimina los dobles espacios de tus textos.
La forma más fácil de hacerlo es controlarlos mientras escribes. ¿Cómo?
Mostrando los caracteres invisibles, gracias a este botón:
que hará que veas los espacios entre las palabras así: «·».
Pero, para asegurarte de que no queda ninguno, lo mejor es eliminarlos al terminar la traducción, con un simple buscar y reemplazar. Buscas «··» (dos espacios) y sustituyes con «·» (un solo espacio).
Revelador o no, la belleza está en los detalles.


p.s. hace casi 11 años comencé un blog de traducción que se llamaba "aquí se traduce". he decidido ir recuperando las entradas que colgué allí para beneficio de los nuevos lectores. 
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