cuando de pequeña ya vivía fuera y volvía al País vasco, mis primos se reían mucho cuando preguntaba cómo podía ser la hierba tan verde y el mar tan azul. que no es que no los viese, pero, reconozcámoslo, en el Mediterráneo los colores son más amarillentos, incluido el del mar.
en una anécdota no relacionada, el otro día paseando por Madrid vi una chica que llevaba una bolsa de tela de Pantone, con un recuadro de un tono amarillo precioso, que a mí me recordó el de la sidra. sí, bueno, yo tenía sed, estaba desesperada, era una relación muy piscoanalizable hasta que ley que el color se llamaba: «Sagardo Yellow». entonces decidí que la necesitaba.
la opción 1 era acercarme y preguntar por ella, pero la moza estaba ligeramente ocupada con un hermoso adonis que la acompañaba. ejem.
así que elegí la opción 2 y me dediqué a investigar por internet. después de años en la traducción soy muy buena buscando cosas y, por fin, averigüé que las hace un estudio de diseño que se llama room 278. y que tiene muchos de los colores de mi niñez, aunque mis preferidos son el verde y el del Cantábrico. y es que no me digáis que no es bonito:
y poder llevarlo a todas partes… ¡adoro la idea!
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