2022 ha sido un año estrella; muchos años de trabajo y un montón de gente querida detrás me han llevado a lugares increíbles y a las puertas de un logro académico de los que dejan el corazón caliente. el guionista beodo de nuestra vida no deja de poner las cosas difíciles, pero se ha portado y, aunque no he tenido tiempo de volver por estos lares del todo, al menos me dio la ilusión de quizá conseguirlo. no pierdo la esperanza. cumplí propósitos en la medida de lo posible: elegí no sufrir; inicié una época Cruella punk que me ha gustado; seguí leyendo mucho y bueno, si bien la lista de Bowie y Chesterton siguen pendientes; hice más sopa; y, aunque no escribí, creo que disfruté de las pequeñas cosas. como siempre, por supuesto, intenté hacer siempre el mejor trabajo.
y ahora, 2023, a ver si vienes zen.
¿he hecho propósitos? mentiría si dijera que no, pero solo uno serio: no comprar libros. y algunos un poco más ligeros: volver a las manualidades e introducir frases poéticas en las cosas más prosaicas. no sufrir, seguir a lo Cruella, leer y comer sopa están, claro, aún ahí, pero con la calma. poco a poco.
¿y vosotros? ¿los tenéis? ¿me los contáis?
sea como sea, os deseo un 2023 dulce, jugoso y acompañado de té.
y espero que sigáis acompañándome por poco que pase por aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario