llevo un par de semanas probando el método de los flujos de 30 min que se ha dado en llamar la «técnica del tomate», desarrollada hace unos veinte años por Francesco Cirillo. es muy simple: se fija una tarea y se coge uno de esos temporizadores de cocina kitsch de los noventa en forma de tomate (ahora tiene lógica el nombre, ¿eh?), que se pone en 25 min. la cuestión es centrarse durante ese tiempo en la tarea, ignorando las distracciones, sin parar ni para ponerse un café ni para mirar al techo. se descansan 5 min y se repite el ciclo otras tres veces. después, el descanso se alarga hasta la media hora, se puede tomar algo, leer el correo electrónico... el objetivo es trabajar todos los días en estos ciclos de 30 min, para ejercitar la autodisciplina. parece ser que el tictac del temporizador es clave, porque provoca un sentido de urgencia.
nuestros cerebros son tan simples que necesitan límites y motivadores externos, pero tan maleables que acaban haciéndose a la rutina y funcionando de forma más creativa y productiva.
puedo dar fe de que el método funciona. y he dejado el tomate kitsch por una versión en línea, que queda más moderna y chic: focus booster.
(encontré esta técnica a través de gala darling, y la foto en el blog de kevin monk).
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