a veces (juasjuas, digamos que ha pasado, al menos, UNA vez), alguien me escribe pidiéndome cosas como estas:
A ver si nos regalas una entrada sobre libros, lecturas que calienten el alma, que atrapen, que enamoren, que entretengan... : ]
y ¿qué queréis que os diga? ¿que no sé decir que no? ¿que me siento halagada? ¿que no tengo ni idea de qué responder, pero que no suelo quedarme sin palabras ;o)? en fin, pues eso, que voy a intentarlo.
por eso, inicio hoy una serie de lecturas que dan calorcito en el corazón.
el primer libro del que voy a hablar lo mencioné ya una vez aquí y es:
Juntos, nada más de Anna Gavalda.
música para escuchar mientras seguís leyendo esta entrada:
Camille, Franck, Philibert y Paulette son cuatro almas perdidas por una vida que nunca acabó de tratarles como merecían. nunca debieron encontrarse: demasiado solos, demasiado resentidos… y, sin embargo, el destino, el azar, la vida, en suma, los junta y su historia es un poco como la Teoría del Dominó, pero al revés: ellos se ayudan a levantarse. eso dice la editorial del libro.
una historia fácil de leer, un poco ñoña incluso, si me apuráis, pero no tonta. lo que cuenta es, bueno, la vida… con sus altos (pocos), sus bajos, sus más bajos y, en definitiva, lo que hace que valga la pena vivirla: los demás. una historia de lucha contra uno mismo, contra las circunstancias y a favor de la justicia poética.
un libro en el que hay claroscuros:
Es una hipótesis. La historia no irá tan lejos como para confirmarlo. Y, además, nuestras certidumbres no se tienen nunca en pie. Un día querríamos morir y al día siguiente nos damos cuenta de que solo había que bajar algunos escalones para encontrar el interruptor y ver un poco más claro…
en el que alguien sabe lo mucho que a veces necesitamos que otro se ocupe de darnos de comer:
--¿Qué voy a hacer? Lo primero, no vas a volver a comprar porque solo traes tonterías. Barritas de cereales, pastelitos, todo eso se ha terminado. No sé a qué hora te levantas por las mañanas, pero, a partir del martes, te tienes que acordar de que lo que comes es cosa mía, ¿de acuerdo? Todos los días, a las tres, cuando vuelva, te traeré un plato… No te preocupes, conozco a las chicas, nada de hígado o callos… Te prepararé comidita rica, solo para ti… Pescado, carne a la plancha, verduritas, solo cosas que te gusten… Te haré poca cosa, pero tendrás que comerlo todo o lo dejo. Y, por la noche, no estaré, así que no te molestaré, pero te prohíbo que picotees. Seguiré haciendo una gran olla de sopa a comienzos de la semana para Philou como siempre he hecho y basta. El objetivo es hacerte adicta a mi comida. Que todas las mañanas te levantes pensando que habrá para comer. Bueno… No te prometo que sea siempre grandioso, pero estará bien, verás… Y, cuando comiences a cebarte…
y en el que se llora porque, a veces, eso es lo único que se puede hacer:
Ella lloraba.
--¡Vamos! ¡Vamos! -murmuraba él bajito sin saber si era «¡Vamos, llora lo que tengas que llorar!» o «¡Vamos, no llores más!»
Lo que ella quisiera.
y termina, bueno, como la vida cuando pones en vivirla todo lo que tienes, aunque sea poco. porque, después de todo, la justicia poética existe y, si no, creer en ella es un consuelo.
¿es una gran obra literaria? no, desde luego, pero La Bicyclette es una gran canción aunque no sea de Liszt…
(foto).
5 comentarios:
Anna Gavalda siempre da calor al alma.
Oh si!Qué buena idea, recomendaciones lectoras ;)
Me encanta que me recomiendes, porque no lo he leído.
Besos.
¿Qué puedo decir? Sí, recomienda, recomienda, que para eso lo he pedido. : ] Y gracias.
Carlos
Nolo leì, están buenas las recomendaciones.!
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