correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Twitter… tantas idas y venidas, tanta información prescindible, tanto teléfono inteligente para ello, y nada más sencillo, más personal, más confidencial (salvo excepciones, claro) y más cálido que una llamada de teléfono. y, en estos momentos, nada más original :o) ya no os digo si, además, ¡llamáis a un fijo! ¿por qué renunciar a esas vergüenzas de la primera vez que llamas a casa de sus padres? ¿a esas dulces conversaciones de naderías de madrugada? ¿al placer de oír una voz que te arrope como el caramelo a las natillas?
bien, vale, podéis decir que no soy la más adecuada para quejarme de esto porque estáis en mi lista de gente a la que tengo que llamar :o), pero no os digo nada si vieseis la de gente a la que tengo que escribir… eso sí es largo. y, la verdad, seguro que terminaba antes cogiendo el teléfono y empezando a marcar números.
pues eso, vaya esta entrada en defensa de la comunicación telefónica. si intentamos salvar el correo postal, no nos olvidemos de este otro medio de rancio abolengo que permitió a Graham Bell avisar a su ayudante Watson de que quería verlo. he dicho.
2 comentarios:
"Una voz que te arrope como el caramelo de las natillas" en serio de dónde sacas esas frases??Te la copio, me ha encantado!
jajajá. esa es propia, Dina. es que soy así de cursi :o) tú copia, copia, que yo me dejo…
besazo
Publicar un comentario