el mundo internetil tiene estas cosas. un día se te ocurre hacer un intercambio de libros.
alguien llega a ti para participar y, meses más tarde, vuelve a ponerse en contacto contigo para proponerte un reto. algo que sabías más o menos de qué iba, pero que no tenías muy claro: un #libroviajero. ¿cuántas veces os he repetido que no sé decir que no a un reto? pues ya sabéis lo que contesté.
esto fue en lo que me vi metida: alguien envía un libro, que ha leído y comentado en los márgenes, a otra persona. esta hace lo mismo. y así un número determinado de veces, hasta que llega de vuelta al primer remitente, con los comentarios de todos aquellos que leyeron el libro entre medias. ¿queda más o menos claro?
pues yo recibí esto:
cada color corresponde a un lector, que ha marcado las páginas en las que ha escrito. debo reconocer que es muy entretenido ver lo que llama la atención de otros en un libro… y que hay comentarios que son mejores historias que la que estás leyendo. de verdad.
el caso es que así estaba la cosa cuando llevaba leído un poco más de la mitad:
sí, el amarillo era mi color asignado. y sí, soy de hablar poco, ya sabéis. seguramente, alguien me quiere matar. o borrarme de todos los retos de #libroviajero del mundo a partir de este momento. pero no es culpa mía: a mí me dieron un boli y me dijeron que escribiese. y eso hice yo. solo he cumplido órdenes.
total, que la primera foto de esta entrada es la que hizo la
siguiente lectora, que sé que me odia ya un poco por todo lo que va a tener que leer en amarillo… ¿qué le voy a hacer?
lo que pienso del libro os lo cuento otro día, que no puedo fastidiar la experiencia a nadie, pero ¿no os dan ganas de hacer algo así {no conmigo, lo entiendo, ¿eh? no os preocupéis}?
pues ¡ánimo! que es muy entretenido.