bienvenidos al GoogleMaps de la época. 
soñar con un invierno en Cortina d'Ampezzo (o con el saloncito de la foto), ese lugar de nobles ingleses que escribían libros y libros de esa literatura de viajes tan popular en la época (entre ellos, Amelia Edwards); de pioneros del alpinismo, con el rey Alberto I de Bélgica entre ellos y el barón Franchetti que subía a los esquiadores a la rastra con su Citroën; de Hemingway que alquilaba un chalé a a la milanesa Palma
Aprile y se quejaba de que los remontes hacían holgazanes a los esquiadores. soñar. 
en ese lugar de ensueño que, en realidad, es casi cotidiano. 
o al revés. 

disfrutar del concierto de una cantante a la que no sigues, pero que tiene un gran gusto en vestidos. 
y de las étoiles de París, como quien dice, en el patio de casa. 
y visitar refugios climáticos para mirar los magníficos techos en tu dolce far niente. 
en objetos menudos, insensatos y, por eso, imprescindibles. 
visto, oído, vivido. 
quise viajar a este hotel hiperkitsch. 
bicheé la exposición virtual de Bella Aurora. 
descubrí lo que es una tomato girl y que tal vez lo sea.
lucí uñas de color naranja. 
escuché las listas de las tiendas GAP. ¡qué descubrimiento!




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