quiero contaros algo que tiene que ver, de alguna forma, con este perfume.
hace muchos años, un día de invierno triste en Fráncort, un día en que no estaba nada inspirada, no parecía ir nada bien, se me acababa el dinero y no encontraba trabajo, un día en que me planteaba mi vida, le dije a un amigo: «¡vámonos al centro! estoy deprimida: necesito glamour». me lo llevé a una perfumería y me compré el frasquito más pequeño que había de Opium. un dineral para mi bolsillo, pero un gesto cuyo aroma me llevó adelante un par de meses, me acompañó a una entrevista y con el que conseguí el trabajo que transformó un invierno triste en una primavera esperanzadora y el comienzo de una gran época de mi vida. y yo no me acordaba de esto hasta que ese amigo me lo contó un día porque «se le había quedado grabado» ese gesto de «supervivencia» que, según él, de verdad me cambió el humor ese día.
hace un tiempo, otro amigo me hablaba de una amiga suya a la que no conozco y me contaba que ella «le enseñó a querer». y yo, medio ofendida, le reproché que, en fin, tampoco aquella amiga sería la única que le quería. a lo que él contestó: «bueno, es así: de ella aprendí a querer. de ti he aprendido a quererme yo». y pasó a contar cómo conmigo había aprendido a darse caprichos, a desayunar en un hotel de cinco estrellas aunque no le sobrase el dinero, a irse a una galería de arte a tomar un café y a entrar en tiendas de lujo a mirar (Breakfast at Tiffany's anyone?). yo vi un patrón en esto y pensé: «¡vamos!, que soy la superficial…» (mi padre lo llama «hedonismo» y, en mi casa, como en la de Veronica Raimo, se teme más al hedonismo que a las consecuencias de Chernobil. soy, sí, la oveja negra).
pero, con el tiempo, me he dado cuenta de algo importante (y me ha costado años de terapia, no os creáis): quererse uno es el primer paso para poder querer bien a los demás. y, si uno no está bien, pues eso, nadie está bien con uno. así que igual no es tan mala enseñanza esta del hedonismo, ¿no? ¿NO? ¿¿¿NO???
2 comentarios:
Te digo yo , que también lo soy, que no es malo, sino que es buenísimo, hay que empezar por saber quererte para que puedas querer a los demás.
Un abrazo perfumado.
¡viva el hedonismo!
Publicar un comentario