jueves, 31 de diciembre de 2020

feliz año nuevo



2020 ha sido un año curioso. empezó con una mudanza, me fui a Viena y… pasó una cosa. pese a lo cual, he de decir, no ha sido el peor de los años. cierto, me ha dado sorpresas poco agradables (aparte de esa cosa que pasó), pero también me ha descubierto que todo el trabajo emocional y laboral que tanto esfuerzo cuesta tiene sus frutos. y, además, que las familias escogidas no dejan de crecer, que el tiempo para descansar se encuentra, que estáis ahí a pesar de los pesares (y eso significa mucho), que hay que tener cuidado con lo que se desea (¡yo pedí un 2020 cargado de cosas locas!) y que puedo cumplir mis propósitos (salvo el de escribir, que mira que me cuesta). 

y ahora a ver si 2021, corazón, vienes tranquilito…
como siempre, haré propósitos (qué sería de un año nuevo sin ellos, pese a que ayer leí que mi querida Ginia decidió cuando escribía Las olas no hacerlos y ser libre: una muestra más de genialidad). el primero, elegir no sufrir (dice Boris Cyrulnik que el dolor es inherente a estar vivo, pero el sufrimiento es opcional); por supuesto, quiero vestir como una francesa (comprar buenas prendas decía Ginia, pero se ve que también le preocupaba lo del vestir); seguir leyendo mucho y buenos libros (quizá este año sea, por fin, el de la lista de Bowie), aunque también, a ratos, no leer; hacer sopa por las noches; abrazar más (¿esto no lo queremos todos?) y abrazar mejor; escribir en serio, hacer siempre un buen trabajo y disfrutar de las pequeñas cosas. 

¿y los vuestros? ¿me los contáis?

sea como sea, os deseo un 2021 dulce, crujiente y lleno de cabello de ángel. 
y espero que sigáis acompañándome por poco que pase por aquí. 
xo
itziar

(foto).

1 comentario:

isabel dijo...

Qué buenos propósitos, mucho empuje para lograrlos. Yo tengo dos intenciones: cuidarme y aportar cosas buenas al mundo. Todo lo mejor para el 2021, querida Itziar.

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