de vuelta de Viena,
estas últimas tres semanas me dan para contaros unas cuantas cosas.
fui a ver un clásico del cine con música en directo y lo disfruté como una niña.
leí este fabuloso artículo (antiguo pero tan actual) sobre cómo combatir el síndrome del impostor.
{¿el secreto? disciplina y disposición a asumir la responsabilidad de la propia vida}.
viajé a Viena a visitar a amigos y me alojé en una casa de principios del siglo pasado.
por supuesto, disfruté de los fabulosos pasteles vieneses (incluido el favorito de Sisí).
aunque también comí el mejor helado de Viena.
fui al fútbol {diría que a investigar sobre Virginia Woolf, pero no solo}.
paseé por el Prater.
visité un museo muy especial.
{podéis ver otra obra de la arquitecta y escuchar lo que cuentan de ella aquí}.
y al bar más hermoso del mundo (también muy de los años 20).
pero también disfruté una barbaridad con el final de una de mis series favoritas de todos los tiempos.
han sido tres semanas muy completas, como podéis ver.
próximamente, más. no dejéis de recomendarme cosas.
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