10.º día de adviento

Woolf and Whistle Bar, Londres.

nobleza obliga.

9.º día de adviento

Ring O’Bells, West Kirby, Reino Unido.

mi primer pub de verdad.

8.º día de adviento

The Head of the River, Oxford. 
ella, esperando su comida, después de haberse hecho la intelectual en Oxford. 

7.º día de adviento

The Leyton Engineer, en Leyton, Londres. 

durante un tiempo, mi home away from home. 

6.º día de adviento

Galeto, Lisboa. 

no es exactamente un pub, pero sí una de mis visitas obligadas en Lisboa. 

frohen sankt nikolaus tag!

dar tumbos por el mundo tiene, por supuesto, su parte (muy) positiva. y es que, entre otras cosas, puedes ir adoptando todo tipo de costumbres beneficiosas para el espíritu, como la de dar y recibir detalles en todas las fechas que puedas :o) 

hoy se celebra en Alemania y Austria el día de San Nicolás (por todo lo que yo sé, es el mismo San Nicolás que Papá Noel), y los niños (también los de corazón), que la noche anterior han abrillantado sus zapatos y los han dejado junto a la puerta, se levantan con la esperanza de que San Nicolás les haya visitado y recompensado sus buenas obras. 

si han sido buenos, encontrarán en sus zapatos clementinas, chocolate, juguetitos y lo que los anglosajones llaman stocking stuffers; aunque también una patata o un palito, que les recordará que siempre, siempre, pueden hacer más por los demás. 

¿habéis sido buenos?

5.º día de adviento

The Barking Dog, en Urmston, Manchester. 

no he estado nunca, pero cómo me gustaría. en mi top ten desde ya. 

4.º día de adviento

The Tube Station, Viena.

no es el mejor pub del mundo, pero dio la mejor fiesta del Brexit que podíamos esperar. 

3.er día de adviento

The Cosy Bar, Fráncfort del Meno. 

antes no se llamaba así (sino Molly Malone's), pero fue mi primer bar de cabecera.

 

2.º día de adviento

The Prince of Wales, en la Kensington Church St, Londres. 

y las amigas que te llevan allí a cenar con el príncipe. 

1.er día de adviento

The Astronomer, Londres. 

y el rincón de la foto. 

adviento

ha llegado una vez más el Adviento y sigo sin saber resistirme a un buen calendario. adoro las listas, las sorpresas y marcar los días como ocasiones especiales. aún. sí. todavía.

en 2010, os presenté algunas de mis citas preferidas; en 2011, pudisteis escuchar las canciones de Navidad que más me gustan; en 2012, os ofrecí una serie de planes para disfrutar de la llegada de las fiestas; en 2013, me decidí por mis obras de arte favoritas; en 2014, fueron los tés ilustrados por María Moya; en 2015, tradiciones de diversos lugares del mundo; en 2016, os recomendé un montón de libros; en 2017, por sugerencia de ro, os hablé de prendas icónicas de la moda; en 2018, por sugerencia de saris, pudisteis leer sobre algunas de mis palabras favoritas en diversos idiomas; en 2019, celebré el décimo aniversario de la tradición con un grandes éxitos; en 2020, alguien me propuso hablar de traducción, y os conté curiosidades sobre mi vida traductora. 

luego vinieron dos años locos, un poco vagos, poco inspirados y de recuperación. 

en 2023, celebré el Adviento en el cielito azul, con fotografías florales de mi galería telefónica y, por fin, en 2024, me dediqué a los perfumes. 

este año, tras muchas vueltas, se me ha ocurrido contaros de mis pubs favoritos. ¿será que soy, de verdad, un poco británica? tal vez. pero solo un poco, que algunos no son más que bares. sea como sea, allá vamos con el Adviento 2025. 

¿me acompañáis?

recomendaciones sui géneris de la semana

la exposición de 100 años de Leica.

aún quiero una…

tres antihéroes que pasaron por héroes. 

qué serie más interesante e increíble.

un camisón festivo.

esta exposición sobre algunas de las personalidades invisibles más fascinantes de la historia. ganas de ver de nuevo Vencedores o vencidos.

una visita al Congreso.

aunque no se pueda abuchear.

el Cine Club Laconicum. 😍

con Lubitsch.

como decían nuestros anfitriones, habría que hacer ciclo Lubitsch en casa todas las semanas.

la academia con gente bien.

visto, oído, vivido.

me dio ternura este pato.

me reí con esta bandejita.

flipé con este invento. habrá que probar…

hice kilómetros como una loca y me gustó el nuevo menú del tren.

me rendí a las Moscovitas.

enfidia

últimamente, le doy muchas vueltas a ciertas ideas, lo sé. 

como a la de qué es ser un buen profesional en un mundo que no tiende a permitirte serlo.

y me doy cuenta de que un buen profesional, un profesional, de hecho, es honrado en su trabajo y se centra en él y en las personas para las que lo hace: no en otros trabajadores de su sector. 

los demás solo se fijan en los colegas que los rodean. los envidian, los vilipendian, los critican y los lanzan a los leones. 

y lo mismo sirve para un político, para un escritor, para un cineasta, para un arquitecto o para un guía de viajes. si son buenos, con su trabajo se acercan al ser humano, a lo que necesita y a lo que sueña. si no, seguramente solo presume de lo que carece, se queja de lo poco valorado que está y cuenta como triunfos las anécdotas. 

o, tal vez, me equivoco y debería dejar de pensar. 

seguramente, no digo que no, debería dejar de pensar aunque tenga razón. 

en fin, me dedicaré a las fotos de las personas que salen en esta cuenta, que me tienen fascinada. 

recomendaciones sui géneris de la semana

la exposición de Robert Capa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. 

hermosa, emocionante, imprescindible. 

un café rico, con buena pinta y en buena compañía.

las galerías de arte de los pequeños artistas. 

el mítico jersey de Lady Di.

castañas para calentar las manos en los días de mucho frío. 

escuchar a esta mujer en concierto siempre. {me repito, lo sé}.

esta canción en bucle. 

seguir nuestro club de lectura, en la librería Olavide, bar de libros. 

un mercadillo de Navidad muy auténtico. 

ya se huele en el ambiente. 

visto, oído, vivido..

quise volver a pintar acuarela.

me enamoré con Keira Knightly. o de ella.

vi este clip y supe que yo sería el señor. 

tuve un reencuentro increíble en esta exposición interesantísima. 

compré esta vela para seguir quemando dineros.

soy pobre, no quiero ser miserable

da igual tener más o menos: lo importante es no ser un miserable. 

el miserable no solo quiere más como el tacaño. el miserable es, en realidad, un ser ávido de control, capaz de amargar la vida a los demás por cuatro reales. puede ser el que te cobra dos céntimos más de la cuenta si tu bebida era más cara, el que considera que no hace falta la crema de marca si existe la del súper, el que «olvida» los cumpleaños o la lía en la caja por un vale de descuento. su problema no es el dinero. su problema es que no sabe disfrutar. y envidia mortalmente a los demás cuando lo hacen. eso es lo que quiere hacerles pagar.

y lo peor es que jamás va a conseguir su objetivo: amargar a los disfrutones.

la pena es que, encima, los irá echando de su vida hasta necesitar tener, como el de Meta, amigos virtuales porque nadie se toma ya ni un agua con él. para llorar, la verdad. y serán los disfrutones, los hedonistas, esos a lo que ha ido alejando, los que lo lloren. aunque no sirva de nada. 

eso sí que es una maldición.