la «magdalena de Proust» o la vida en olores:
los besos con olor a la barra de labios de mamá.
las noches de Reyes que huelen a magia y galleta.
el primer beso de un chico aromatizado al chicle de menta.
el olor de la magnolia de los paseos hacia el primer hogar.
la fragancia de las higueras al calor abrasador de las tardes de verano.
el olorcillo que llega desde la cocina cuando quien te quiere te ha preparado un café.
el olor especiado de la Navidad.
un perfume que huele a los bosques que me atraen hacia Centroeuropa.
¿y cuáles son vuestras magdalenas?
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