contra el concepto de «ser una estrecha» en cuanto a traducciones, me hace siempre mucha gracia cuando alguien se sorprende de que lo que más traduzco no sean clásicos, sino libros de papas, thrillers, novelas romanticonas de época, libros de autoayuda y mi joya de la corona: la novela erótica escrita por un hombre que hizo palidecer «las sombras». solo lamenté no haber conocido en persona al autor: ejem.
una cosa de la que estoy convencida es de que es un consuelo, tras un libro que te sangra el cerebro de la responsabilidad, poder dedicarte a algo más ligerito. también de que ojalá dar con un éxito de ventas que nos haga creer que podemos salir de pobres y que, no os engañéis, es puro fruto de la casualidad. por otra parte, y esto sí es importante, más allá de los cánones literarios, todos los lectores merecen la mejor traducción que se les pueda ofrecer. y, en cuanto a lo que yo querría, pues ahora mismo traducir las novelas de Elizabeth Mackintosh. aunque una debe de tener cuidado con lo que desea.
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