estoy muy orgullosa de mí: me he contenido casi un mes hasta mencionar el champán. ¡no me diréis que no es un milagro! pero, en fin, tenía que llegar: no hay nada con más clase y más fabuloso que tener siempre una botella de espumoso en la nevera. bueno, sí, ir bebiéndotela de a pocos (que se trata de tener glamour, no de ir ebrias por la casa). sirven el cava, el prosecco, el Sekt o la versión territorial que prefieras, sea cara o barata: basta que te guste y que, por Dior, lo bebas en una copa decente (se puede comprar media docena por 3 EUR). nada como esto para las celebraciones espontáneas de los pequeños y grandes logros de una vida.
p.s. en uno de los eventos de mi vida secreta, oí que, para que una fiesta sea perfecta, hay que contar con un camarero por cada diez invitados y una botella de champán, por cada cuatro. diré que, si invitáis a mis amigos, más vale que la relación botella de champán/invitados sea de uno/dos. just sayin'!
(imagen).
Qué viva el champán!!! Ya me invitarás a una copa este verano, que esta vez si o si nos vamos a ver ;)
ResponderEliminarNo me puede gustar más cocinar tomando una copita de champán!!
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