jueves de ficción

Ricardo:

mañana se acaba el mundo o comienzo mi tercer invierno de este año:

no estoy de humor.

me molesta la necesidad de ser feliz en estas fechas porque sí. las luces de colores en la calle, el bullicio desquiciado de la gente, los villancicos… por no hablar de los dulces, las comilonas y el turrón. quisiera pasar las fiestas envuelta en vapores etílicos que me las hagan divertidas mientras duran y me permitan olvidarlas cuando terminen. estoy por declararme a favor de la hibernación. dejarme crecer el pelo y pasar los días entre edredones cual osa. puede que aún lo haga.

aun así, hoy puse el belén.

hay que reconocer que el cine siempre sacó lo mejor de nosotros, aunque tus gustos eran demasiado poéticos y los míos te parecían atroces. tu alma de artista, mi espíritu práctico… no podían sino reírse cuando intentaban coincidir ante una película. más que tu carta, me sorprende que recuerdes eso.

que te acuerdes de mi prima no me extraña tanto. siempre te gustó… y eso que es una mala de cuento como pocas. pero, claro: «Ricardo, ¡qué bien estás!», «te ves guapo con esa camisa», «¡eres tan gracioso!»… sonrisa pícara, sonrisa grande, sonrisa llena de dientes… y tú prendado de su acento «gashego». ¡como si el mío fuese ecuatoriano! ¡santo valor que tienes de escribirme para decirme que «Buenos Aires está fatal sin mí» y nombrarme al pendón de mi prima! si no te gustasen tanto las faldas (te traduzco: «polleras»), no habría un otro que echarme en cara.

en fin, Bs As me resulta, a veces, un planeta lejano de una galaxia por explorar; otras se me aparece en sueños, toda música, pizza y… tú. pero diez mil kilómetros son una circunstancia difícil de obviar. y yo tengo ahora otra vida. asúmelo. yo también soy una gran egoísta y prefiero elegirme a mí.

disfruta del verano, tú que puedes.

Ágatha.

p.s.: yo nunca tuve un gorro de orejeras.