¡insurrección!

tentaciones de ser mala son lo que tengo. os cuento:
¿sabéis esas palabritas que tenéis que escribir para demostrar que no sois robots en internet? se llaman «captchas» y son un invento de Luis von Ahn.
en este vídeo explica (en inglés) cómo, una vez que se puso a pensar, se le ocurrió que este elemento de seguridad en línea del que no es conveniente prescindir, supone una pérdida de tiempo de 500 000 h diarias por parte de toda la humanidad. ¿os hacéis una idea? él, por lo visto, sí. y se dijo que es una pena tanto tiempo desperdiciado y que por qué no usar los 10 s que tarda cada persona en mecanografiar un «captcha» para algo. como el chico es increíblemente listo (pero mucho mucho), se le ocurrió utilizar el sistema para transcribir libros a formato digital.
entonces, cuando te aparecen dos «captchas», una de las palabras provendrá del escaneo de un libro que el OCR no ha podido reconocer. la otra es la forma del programa de asegurarse de que tu respuesta es correcta: como no sabe cuál es la palabra que busca porque no pudo «leerla», te da otra que sí conoce para asegurarse de que sabes escribir. no te dice cuál es cuál y te pide que escribas las dos. si escribes bien la palabra que el sistema conoce, este confiará en que también has escrito bien la otra. y así trabajas gratis para ellos.
he contado ya lo que opino del trabajo gratuito, así que no os sorprenderá que me enerve esto (¡sobre todo, teniendo en cuenta que la siguiente fase del asunto es utilizar los «captchas» para traducir!) y que me tiente la rebelión. ¿qué pasaría si solo escribiese bien la palabra que el sistema ya conoce (y que suele ser la más clara)?
eso sería ser muy mala, ¿verdad? pero a veces creo que mi moral puede permitirse este pecado…

(imagen de captcha art, una web en la que usuarios convierten «captchas» curiosos en imágenes artísticas).