siempre se puede aprender algo traduciendo: ayer descubrí el «café blanco» libanés, que consiste, en realidad, en agua hirviendo con unas gotitas de agua de azahar y azúcar o miel al gusto. para lo insípido que suena, está francamente bueno y, además, ¡resulta muy digestivo!
tu trabajo debe der ser fascinante, te lo dice una intérprete "casi" frustrada... un besote
ResponderEliminarEstoy fascinada contigo, me encanta todo lo que nos descubres.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo